Navidad con COVID
En 2020 hemos dejado de celebrar muchas cosas: la Semana Santa, las Fallas, partidos de fútbol con el estadio lleno de aficionados, grandes festivales de música... Otras, en cambio, se han podido adaptar a las circunstancias, como las vacaciones de verano o la vuelta al cole. La pandemia de COVID ha ralentizado el mundo, pero no ha conseguido detenerlo y todo apunta a que tampoco podrá con la Navidad.
Aunque aún estamos a más de dos meses de la Nochebuena, muchas familias empiezan a preguntarse cómo organizar las fiestas de este año. ¿Habrá restricciones la movilidad? ¿Podremos juntarnos tanta gente como siempre? Preguntado por esta cuestión en Hoy por hoy, el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha pedido "un poco de prudencia" ya que, en "un escenario tan inestable" es necesario "ver cómo evolucionan las cosas" en los próximos meses.
"Si tuviéramos que tomar hoy la decisión tendríamos que tener, lamentablemente, unas navidades con restricciones importantes", ha dicho Illa. Medidas que, en su opinión, pasarían por "actuar en grupos reducidos y con convivientes estables".
Pequeños gestos, grandes resultados
Pero más allá de las recomendaciones de salud pública, los expertos aseguran que hay muchos pequeños gestos que solo dependen de nuestra responsabilidad individual y que, sumados, pueden marcar la evolución de la pandemia. El epidemiólogo Javier del Águila no esconde que este año vamos a tener que seguir haciendo sacrificios, pero también es consciente de que, si se proponen medidas demasiado rígidas, "invitas a que mucha gente no las cumpla".
Del Águila, que es médico residente de Medicina preventiva y salud pública, a día de hoy está trabajando en el Centro Nacional de Epidemiología, pero también ha pasado por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), dirigido por Fernando Simón. "Hay que entender que la gente tiene necesidades. No vamos a prohibir la Navidad, pero sí hay que intentar concienciar e incidir en cómo aumentar la seguridad de esos encuentros", explica.
El epidemiólogo reconoce que las reuniones sociales están siendo nuestro gran tendón de Aquiles. Buena parte de los nuevos contagios se producen en encuentros de este tipo, de hecho. "Hemos lanzado muchos mensajes de prevención para el espacio público y no para el ámbito familiar. Parece que al estar dentro de casa, me puedo quitar la mascarilla… ¡Eso es jauja!", asegura.
"Llevamos mascarilla en la calle, que es donde menos riesgo hay. Pero al reunirnos con gente cercana en casa, nos dejamos llevar por una falsa sensación de seguridad", detalla. "Hay que aplicar el sentido común".
Javier del Águila tiene claro que el riesgo 0 no existe, pero cree que "la clave es ir sumando pequeñas acciones que al final tienen un impacto alto". A continuación detallamos ocho medidas que cualquier familia puede (y debe) plantearse:
1. Lavado de manos
Los expertos no han dejado de repetirlo desde el inicio de la pandemia: es imprescindible lavarse las manos a menudo, pero especialmente antes de acceder a un nuevo espacio o al entrar en contacto con otras personas. Durante una comida, de todas formas, podemos tocarnos la cara en varias ocasiones, por lo que resulta conveniente lavarse de nuevo las manos con agua y jabón o gel hidroalcohólico.
2. Lugares amplios y ventilados
Si podemos elegir, lo ideal sería evitar salones pequeños en los que resulta imposible mantener la distancia de seguridad. Si la familia dispone de más de un espacio, lo más recomendable es acudir al que sea más amplio y, además, ventilar la estancia para optimizar la calidad del aire. Quizá sea necesario acostumbrarse a que entre plato y plato hay que ponerse los abrigos y abrir las ventanas.
3. Encuentros al aire libre
Llevamos toda la vida celebrando las reuniones navideñas de la misma manera, pero si necesitábamos un buen motivo para cambiar las costumbres, ¡es este! Aunque la parte central de la reunión sea una comida, esta puede complementarse con un paseo al aire libre antes de comer o incluso, si disponemos de un jardín o una terraza, llevando el café y los turrones a ese espacio al aire libre.
4. Comidas más cortas
Las comidas navideñas suelen ser interminables, pero quizá este año convenga reducir la cantidad de platos para, así, reducir también el número de horas que un elevado número de personas van a pasar en un espacio cerrado, menos ventilado de lo que sería recomendable y en el que, además, se suele beber alcohol, por lo que con el paso de las horas solemos irnos relajando.
5. Mascarilla dentro de casa
Hay que quitarse la mascarilla para comer y beber, pero no significa que debamos estar dos o tres horas sin ella de forma ininterrumpida. Al ponérnosla entre plato y plato o durante la sobremesa también conseguimos reducir el riesgo de contagio.
6. Raciones individuales
Jamón, gambas, patatas fritas, turrón... En España estamos muy acostumbrados a poner algo en el centro y compartir, pero para evitar que todos los comensales acaben tocando un mismo plato o unos mismos cubiertos, lo ideal es dividir el picoteo y las raciones en platos individuales.
7. Abrazos
Teniendo en cuenta que, tratándose de no convivientes, lo ideal es mantener la distancia de seguridad, también es cierto que hay muchas formas de mostrar afecto con un gesto que no requiera contacto físico —inclinarse con la mano en el corazón— o incluso reducir el riesgo con pequeñas modificaciones de nuestro saludo ritual. Si abrazamos, mejor que sea con mascarilla y girando la cara hacia el exterior.
8. Solo viajes imprescindibles
Pese a que todas las recomendaciones formuladas anteriormente pueden ayudar a reducir el riesgo, también conviene plantearse si este año podemos prescindir de algún desplazamiento o renunciar a alguna de las visitas que solíamos hacer. Una decisión que, sin duda, depende de las circunstancias y la solidaridad de cada uno.
Fuente: cadenaser.com
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